Es característico de Colombia que la fiebre partidista se encienda cada tres o cuatro años. En época de elecciones: las bombas, los pitos, las vallas, los comerciales y las camisetas de colores, marcadas con insignias alusivas a un candidato comienzan a desfilar por la calles, barrios, avenidas y cual evento masivo sea posible. Desde lo glamurosas viviendas de estrato seis -o más-, hasta las paupérrimas invasiones en la periferia de una ciudad de mil contrastes.
El panorama de Bogotá, es bastante especial. Y son varios los aspectos que la hacen apetecible no solo para las intensiones de once candidatos a la alcaldía, millones de ciudadanos; sino para inversores tanto nacionales como extranjeros que ven en Bogotá un ciudad con buenas expectativas, que promete, pero que falta inversión. Es la única ciudad como más de cinco millones de habitantes (excluyendo a dos ciudades africanas), que carece de metro. Existen solo dos pistas en un aeropuerto internacional, que poco a poco va actualizándose. Su expansión horizontal es imposible, y el suelo se hace cada vez más caro. Además de los problemas de corrupción, violencia, movilidad, medio ambiente, etc.
Entonces, poco a poco vemos como comienza a aflorar este sentimiento de fervor político. La pomposidad, el glamour y la etiqueta de algunas celebraciones y reuniones políticas, en exclusivos club, bares u hoteles, contrasta con la “humildad” de otros eventos: es el caso de Bogotá. En donde podemos ver como los candidatos a la alcaldía mayor (el cual constituye el segundo cargo político más importante del país), tienen agitadas jornadas. De día, se familiarizan con “el pueblo”, con la tradición de darle la mano a cuanta persona les dirija la mirada, siempre sonrientes y dispuestos a escuchar las quejas de la gente, sus largas jornadas por barrios populares terminan con caras sonrientes y expectativas muy altas. E inclusive ahora está de moda hacerse pasar por un ciudadano cualquiera, es cómico ver a los candidatos congraciarse con las clases populares, haciendo de vendedores, en abastos, barrenderos y hasta recicladores.
Pero por la noche cambia el panorama; nuestros honorables candidatos asisten a importantísimas reuniones, vestidos de traje y corbata. Reuniones donde se conversan temas de relevancia, como posibles alianzas políticas o empresariales. Hasta hace poco se estaba cocinando una posible alianza entre dos reconocidos candidatos, y hay quienes sospechan que dos disidentes, uno del partido verde y otro del polo, unan fuerzas para derrotar la maquinaria del uribismo en la capital.
La cuestión ahora es por quién votar, por primera vez en la capital tenemos una baraja de candidatos altamente cualificados para el cargo; dos ex candidatos presidenciales, tres ex alcaldes de Bogotá, casi la mitad pasó por el congreso, muchos ya fueron muy buenos ediles o concejales de la ciudad, una gran mayoría cuenta con el reconocimiento de la sociedad en general, son varios los disidentes que buscan un nuevo horizonte político, prácticamente ninguno anda investigado por estamentos judiciales. En general podríamos decir que hay una baraja de lujo para la alcaldía. ¿Pero será tanta maravilla cierta?, ó más bien ¿es un intento desesperado de partidos políticos y personajes destacados por obtener el poder en un momento crítico, cuando la ciudad pide auxilio después de una desastrosa alcaldía?, ¿Son las necesidades de Bogotá o el prestigio social y político, el detonante de estos candidatos?, ¿seré el “rencauche” o la novedad el mejor camino para la ciudad?
En una reciente entrevista, muchos de nuestros honorablísimos candidatos demostraron ignorar donde quedaba la estación de Transmilenio de Pradera (Av. de las Americas con Carrera 65), cuánto vale el pasaje en colectivo, cuantos colegios hay en Bogotá, donde está ubicada “cuadrapicha” e incluso cuántos años tiene de fundada la capital de la república*.
Es claro que son muchas las opciones, puesto que hay once candidatos inscritos, y es tal vez a causa de la bajísima popularidad de la anterior alcaldía que tantos personajes intentan alcanzar el Palacio de Liévano; cual lobos voraces. Hay un candidato que no gana unas elecciones hace más de 11 años. Otro que fue alcalde hace más de una década y está el que se hizo alianza con un cuestionado ex presidente. Tenemos algunos que han pasado por tres y hasta cuatro partidos políticos... en fin, que variedad tan increíble con la que contamos.
A elegir alcalde!!!
*http://www.youtube.com/watch?v=b6yltG0yYzQ&feature=player_embedded
Este es el primero de una seria de entregas sobre las elecciones para la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Este es el primero de una seria de entregas sobre las elecciones para la Alcaldía Mayor de Bogotá.
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